Inmerso
entre películas francesas, italianas, norteamericanas y japonesas, aquellas de
origen indio no eran precisamente de mi elección cada vez que me proponía pasar
una tranquila tarde madrileña. A pesar de esto, el éxito de ''Slumdog
Millionaire'', cinta dirigida por Danny Boyle, generó alguna inquietud en mí
pero sin que se transformará en un auténtico interés por esta industria. Sin
embargo, luego de enterarme que el festival ImagineIndia tendría lugar en
Madrid, no dude en animarme a conocer el cine indio en una faceta mucho más
independiente que aquella mundialmente conocida como Bollywood. Vale la pena
mencionar que si bien Bollywood representa la cara del cine indio para el mundo
occidental, solo contiene la cuarta parte del total de películas que se
realizan en el mencionado país.
Teniendo
como opción las cintas que competían por el ''Chakra de Oro'', cortometrajes,
documentales, una selección de filmes australianos sobre aborígenes, un film
gitano y una retrospectiva de Walter Heynowski y Gerhard Scheumman, decidí
asistir a la proyección del filme ''Kuramavathara'' (The Tortoise, an
incarnation) del director Girish Kasaravalli, ganador de múltiples premios
nacionales de cine, dentro de los cuales hubo dos que llamaron mucho mi
atención y con los cuales me identifico: ''Mejor Película de Escuela'' y
''Premio Nacional al Mejor Cortometraje de Ficción'', ambos por Avashesh.
Luego de algunas palabras de los embajadores de India y Vietman (este último,
criticando seriamente la imagen que Hollywood proyecta de su país) se pasó a la
proyección correspondiente.
''Kuramavathara''
trata sobre la vida de un humilde empleado del estado que se ve presionado por
su familia a participar en una serie autobiográfica sobre el pensador indio
Mahatma Ghandi. A pesar de poseer un gran parecido físico, se niega aduciendo
que no es actor y que está contento con la tranquila vida que su burocrático y
monótono trabajo otorga. Finalmente cede, y es ahí cuando la película
verdaderamente comienza, ya que podemos ver como la filosofía de Ghandi cala en
su forma de pensar y comportarse. Ante esto, surge una pregunta: ¿Es posible
pensar en una real influencia de Ghandi en un mundo moderno y lleno de
actitudes egoístas y prejuiciosas? Es realmente interesante como el director
utiliza a la familia del protagonista para darnos a entender que aquellas
influencias negativas y que nos alejan de lo verdaderamente importante, estan
más cerca de lo que pensamos. Además de esto, también vemos como la
privilegiada posición mediática del protagonista, va atrayendo ciertos parásitos
con intenciones no muy transparentes.
Shikaripura
Krishnamurty es Rao, anciano protagonista quien a su vez debe personificar a
Ghandi. El parecido físico es excepcional, lo cual se complementa muy bien con
una conmovedora y muy lograda expresión al momento de retratar aquellos
momentos de angustia y sufrimiento del pensador, siendo tal vez el más fuerte
de ellos la muerte su esposa, Kasturba Ghandi, interpretada eficazmente por la
actriz Jayanthi. El resto del elenco trabaja en gran parte para que podamos ver
la batalla moral que Rao libra no solo por ''interpretar'' a Ghandi, sino
también por actualizar aquellas enseñanzas que el maestro dejó y que nuevas
generaciones han olvidado.
Aparte de
coger la imagen de Ghandi como herramienta para apreciar el desarrollo del
personaje, también hay cierto paralelismo entre la vida de Rao y la leyenda de
Kurmá Puraná, la encarnación tortuga del dios Vishnú. La leyenda dice: ''Hubo un tiempo en que
tanto los dioses como los demonios deseaban el néctar de la inmortalidad. Por
consejo de Vishnu establecieron un pacto de cooperación. Vishnu les dijo que
pusieran todo tipo de cereales, hortalizas, hierbas y plantas en el océano de
leche y lo batieran. Para batir el océano tenían que servirse de la montaña de
oro, Mandara, como batidor, y de la serpiente gigante, Vasuki, como soga.
Cogiendo la montaña y rodeándola con la serpiente, los demonios sostenían a
ésta por la cabeza y los dioses por la cola.
Intentaron batir, pero la montaña se hundió en el océano y Vishnu se
apareció en forma de la tortuga gigante Kurma para llevar la montaña a sus espaldas,
lo cual ocasionó que su caparazón se quebrara. Sirviéndose de Kurma como punto
de apoyo, empezaron a batir. Lo primero que se produjo fue un veneno mortal que
Shiva bebió. Siguieron batiendo y finalmente el océano produjo el néctar de la
inmortalidad. Ambos grupos lo querían y se inició una disputa. Vishnu acudió a
ponerse de parte de los dioses y les ayudó a conseguir el néctar. Los demonios,
al advertir que lo habían perdido, atacaron a los dioses, pero tras una
terrible batalla finalmente fueron derrotados.''
Aquel
sacrificio de Vishnu por sostener la montaña en la cual se debatían dioses y
demonios por el néctar de la inmortalidad es representado de gran
manera en la involución que experimenta la vida de Rao, quien no solo debe
aguantar los conflictos que su nuevo trabajo le ha ocasionado con su familia y
conocidos, sino también debe vivir con la frustración de no seguir un camino
que su fallecida esposa hubiera querido para él.
En lo que
al apartado técnico se refiere, la cinta presenta ciertos defectos de montaje
que, a pesar de no afectar la continuidad, causan cierta sorpresa al saber que
estamos ante uno de los competidores por el galardón oficial. La música brinda
cierto toque de dramatismo y rompe la monotonía de algunos momentos del filme.
Me gustaría agregar que no tenía conocimiento alguno sobre el tipo de cine que
Kasaravalli practicaba, lo cual jugó en mi contra al estar acostumbrado a una
dirección más vertiginosa y menos estática. Además, puedo presentir que tomar
al personaje con las costumbres más simplistas y mundanas posibles pueda
generar cierta identificación por parte de la audiencia india, lo que me
recuerda las influencias neo-realistas del director, con Fellini como principal
abanderado.
Luego de
dos largas horas de film, mi reacción inicial a ''Kuramavathara'' no fue tan
significativa como los posteriores días permitieron que lo fuera. Es una
película larga y con un ritmo lento, pero puede llegar a utilizar estos
elementos para que sintamos como el protagonista se consume hasta llegar al
punto donde su cuerpo ya no aguanta lo que su alma sí. Y es precisamente esto
último lo que define al ser humano: la posibilidad de trascender más allá de lo
físico, hacia lo espiritual. Gandhi lo hizo. ¿Nosotros?
‘’Aquellas personas que no estén
dispuestas a pequeñas reformas, no estarán nunca en las filas de los hombres
que apuestan a cambios trascendentales. ’’
Mahatma Gandhi
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