viernes, 7 de noviembre de 2014

BIENVENIDOS A...LA DIMENSIÓN SZIFRONIANA.

Bárbara, una famosa actriz, decide viajar a su lejano pueblo natal para visitar a familiares y amigos. Al llegar, propone devolver el cariño recibido en su infancia organizando una obra de teatro el mismo día y hora en el que se llevará a cabo la tradicional fiesta del pueblo. Luego de algunos reclamos por no respetar las costumbres locales, logra convencer a casi todos de ir al auditorio de la vieja escuela pública y disfrutar de su talento. Mientras cientos de invitados, entre niños, adultos y ancianos esperaban impacientes, un avión que pasaba cerca es impactado por un rayo y colapsa en el, ahora desierto, descampado donde iba a celebrarse el tradicional evento. Lo curioso es que, entre los cadáveres, se encuentra el de Bárbara, junto a su asistente personal. Entonces ¿quién es esa chica que, apelando a su carisma, salvo a todo un pueblo de lo que hubiera sido una catástrofe?

Lo que acaban de leer es un resumen de “Ring-a-Ding Girl”, brillante episodio de “The Twilight Zone” (1959-1964), uno de los shows que marcaron mi infancia gracias a la tremenda capacidad de su creador, Rod Serling, por presentar, desarrollar y, especialmente, culminar estupendamente un sinfín de entretenidos microrrelatos que en solo 25 minutos generan emociones poco habituales para la televisión. Es entonces comprensible la contenida emoción que me invadía al finalizar la proyección de “Relatos Salvajes”, cinta conformada por seis microrrelatos (“Pasternak”, “Las Ratas”, “El más Fuerte”, “Bombita”, “La Propuesta” y “Hasta que la muerte nos separe”), todas escritas y dirigidas por el director argentino Damián Szifrón, quien en 122 minutos sabe definir a cada uno de sus personajes en el estado más natural posible: El animal. 

Los pasajeros de un tranquilo vuelo comercial comienzan a preocuparse cuando, luego de algunas extraordinarias confesiones, se enteran que en algún punto de su vida han tenido la mala suerte de conocer a un tal “Pasternak”, quien se las ha ingeniado para encerrarse en la cabina del piloto con intenciones poco pacíficas. De todas las historias, probablemente la de mayor mérito interpretativo sea esta, ya que no hay tiempo para cuestionar la verosimilitud de los hechos cuando tenemos a actores que los retratan de manera tan estupenda como Darío Grandinetti y María Marull. Como tampoco lo hay en “Las Ratas” y “El más fuerte”, donde una carretera hace de hilo conductor entre la tragedia de una experimentada cocinera (brillante Rita Cortese) y un pedante ejecutivo (Leonardo Sbaraglia), respectivamente.





Tan importante como la calidad de las historias es el orden en que son presentadas, siendo estas tres las menos complejas en lo que a trama respecta, dejando para las posteriores conflictos más maduros y universales, como sucede en “Bombita”, donde Ricardo Darín interpreta al ingeniero Simon Fisher, cuya vida cambiará al verse atrapado en el círculo vicioso propio de toda sociedad burocratizada y corrupta, algo con lo que todos, sin excepción, podemos sentirnos identificados. 

Un excelente y muy temático diseño de producción potencian “La propuesta”, donde un terrible homicidio sacará a flote la asquerosa impunidad de las clases sociales más altas. Oscar Martínez y Osmar Núñez se lucen como el padre y el abogado, respectivamente, en una historia que sabe mostrarnos (y común) el punto de vista que conocemos (el de los medios) y aquel que imaginamos (la negociación con el funcionario estatal). Sin duda, mi favorita.


















¿Cuál es el valor del matrimonio? ¿Por qué hacer de algo tan íntimo y binomial un magnánimo evento donde el compromiso importa menos que el vestido, los invitados o la revista que publicará las benditas fotos? Parece ser eso lo que propone “Hasta que la muerte nos separe”, donde es importante notar el estado físico y emocional de los novios al inicio y final de una historia dominada enteramente por una impecable Érica Rivas.

Rabiosamente aplaudida en el Festival de Cannes, el éxito de “Relatos Salvajes”radica en mostrarnos situaciones que todos hemos imaginado protagonizar, jugando siempre con el día a día y manteniendo esa importante y característica disección social de una argentina que ha hecho del cine su mayor, y más conocido, activo cultural.

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